Expertos en el tema buscan cómo proteger a los consumidores 'desprevenidos' que están a la caza de ofertas.

En 2012 las empresas legales gastaron más de US$500.000 millones en publicidad para hacerle llegar el recuerdo de su marca y sus productos -con el consiguiente deseo de compra- a los consumidores, pero poco se han preocupado por el poder adquisitivo de los mismos. El resultado es de esperarse en muchos de los casos; los compradores terminan adquiriendo productos falsificados y pirateados que les resultan más económicos.
Esa es una de las conclusiones a que han llegado los expertos reunidos en Estambul en el séptimo congreso mundial sobre la lucha contra la falsificación de productos y la piratería, en donde se ha comenzado a proponer un reenfoque de las iniciativas, esta vez encaminadas a educar al consumidor.
El crecimiento de la falsificación y el engaño vienen con al aumento de las transacciones por internet y la búsqueda de ofertas por parte de los consumidores. La estadística señala que al menos en un 45% de los sitios piratas o que ofrecen productos falsificados tienen la promesa de ser más baratos.
El director general de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual advierte que todo el mundo tiene acceso a la publicidad, pero no en el poder de compra, lo que genera un gran problema no solo para los consumidores, sino para la industria, pues es el preámbulo que abre la puerta a la falsificación.
Por ello, recordó que algunas empresas han comenzado a trabajar en la utilización de precios diferenciales para diferentes mercados, en un intento por frenar el problema, pero hizo una llamada a los gobiernos a unificar las instancias y procesos para sancionar los ilícitos.
Y como este tema no tiene que solamente con el software o con prendas de vestir, sino con algo tan delicado como la salud, no faltó el interrogante de qué hacer con el tema de los medicamentos, a veces inalcanzables para mercados con ingresos medios y bajos.
Gurry dijo que los derechos de propiedad intelectual, suelen ser un facilitador y un incentivo para la innovación y que éstos se deben respetar. Pero señaló que los estándares que se utilizan para conectar los dos aspectos de los derechos de propiedad intelectual (esto es, la protección y el acceso) y los aspectos políticos en los diferentes países tienen que encontrar el equilibrio adecuado que permita el acceso a los consumidores y que reconozca los costos de la investigación y el desarrollo de los productos.
Ron Noble, secretario general de Interpol, señaló que uno de los objetivos principales de su organización es proteger a esos usuarios desprevenidos que no buscan promover el delito, sino que simplemente intentan acceder a las marcas con la limitación de su poder adquisitivo. Esto le implicará mover parte de su personal y reestructurar su organización, por lo que tendrá un nuevo director de tráfico ilícito a partir de junio próximo.
Interpol también tiene una nueva iniciativa multidisciplinaria para productos farmacéuticos con el apoyo de cerca de 30 empresas del sector privado. La organización global señala que el negocio de la falsificación no es de poca monta y que por el contrario está muy relacionada con otras grandes redes de delito a nivel mundial, como el lavado de dinero, la pornografía y los juegos de azar en línea.
Kunio Mikuriya, Secretario General de la Organización Mundial de Aduanas (OMA), señala que esas redes del crimen organizado están "profundamente involucrados" con el comercio ilícito, un nuevo frente de acción que han encontrado para hacer granes ganancias. Ahora el problema es internet, añade, porque permite al dinero cruzar fronteras con muy pocas restricciones. "hay que innovar en la lucha, como innovan los delincuentes", dice.
Una iniciativa Interpol llamada Pangea 5 dio lugar el año pasado a la salida de más de 18.000 sitios web y la eliminación de al menos 45.000 anuncios de ofertas de estos productos. Adicionalmente, se prepara un programa denominado I-Checkit, que permitirá a los consumidores escanear y comprobar los productos antes de comprarlos.
Adicionalmente se proponen programas educativos para niños, como uno que ya se comienza a probar en Estados Unidos para niños entre los 10 y los 14 años que les permiten el conocimiento y la identificación de productos legales, así como la seguridad en las transacciones e la red.