Con WhatsApp tenemos una paradoja interesante. Se trata de un servicio que ha convertido un negocio de miles de millones de dólares al año (la mensajería SMS) en otro mucho más pequeño en el que usuario paga menos de un euro al año (y a veces ni eso) por una tarifa plana de mensajes de texto, vídeos y fotos. Y, a pesar de ello, es con toda probabilidad la compañía más vibrante, imitada y deseada en el terreno de las aplicaciones móviles y el “over the top“.

Nokia Asha 210

De hecho mi impresión es que durante años, y a menudo todavía, se ha despreciado la mensajería en el móvil por culpa precisamente del modelo económico y su perfil más bajo que los grandes sitios sociales como Facebook, Instagram o Twitter. Sin embargo, cada vez más, muchos analistas nos preguntamos si realmente ante lo que estamos es hacia una transición en la que “lo social en el móvil” se articulará sobre todo a través de los WhatsApp de turno y no sobre los hasta ahora se han contado como grandes referencias.
De ser así hay mucho más negocio por delante para la mensajería instantánea que ese euro al año que a muchos cuesta pagar. Incluso me atrevería a decir que, dada su dimensión y posición de liderazgo, el precio que se rumoreó cuando se hablaba de un presunto interés de Google – 1000 millones de dólares – me parece hasta barato. Y es que, en 2013, todos quieren ser WhatsApp y eso tiene un valor.

Fabricantes y telecos: un mundo de oportunidades perdidas en mensajería

bbm
Si echamos la vista atrás podemos identificar un buen montón de oportunidades perdidas por actores que tenían – y en algunos casos siguen teniendo – una posición privilegiada para ser referencia en la mensajería instantánea en el móvil. Conceptutalmente me atrevería a decir que el mejor exponente de quien es realmente nuestra red social personal ha estado siempre en manos de fabricantes y telecos: es la agenda de nuestro móvil. Ahí además de la información de la gente que nos importa tenían un dato bastante relevante: cada cuanto hablamos y nos escribimos con ellos, es decir, la intensidad de esa relación.
El caso es que ni fabricantes ni telecos han sabido aprovechar esta oportunidad. El caso más significativo en esta historia ha sido el de Blackberry Messenger, que durante un largo tiempo fue quien sentó las bases de cómo deberían funcionar estos servicios y consiguió erigirse en una de las razones junto al correo para comprar una Blackberry. La por aquel entonces llamada RIM nunca se atrevió a hacerlo multiplataforma, seguramente por miedo a que se enfriara una de las razones de compra de sus terminales… y al cabo de los años ni los vende como antaño ni BBM es ya un actor significativo del sector. Gran oportunidad perdida.
Ni fabricantes ni telecos han sabido aprovechar esta oportunidad
En telecos recuerdo mucho uno de los intentos de hacerse “sociales” más significativo, Vodafone 360. Tenían una buena lectura – la agenda como grafo social – pero en ningún momento se atrevieron a ofrecer una mensajería que “canibalizase” los ingresos de los SMS y MMS. La evolución ha sido paralela a la de Blackberry, por no perder el negocio actual dejaron que terceros se lanzaran, ganaran el mercado y ahora estén muy atrás como para competir.
Respecto a los líderes de la mensajería en el escritorio – Microsoft Messenger, Yahoo, AOL, incluso Google – podríamos aducir tanto la lentitud (en llegar y hacerlo bien, en ser multiplataforma) como el enfoque (mensajería clásica frente a sustituto del SMS) como las razones para haber perdido el tren móvil.
Vodafone 360

Lo social en el móvil y el negocio que hay detrás

Respecto a lo que está pasando en “lo social en el móvil” estaría atento a dos frentes. Por un lado los estudios que intentan recoger el interés de los jóvenes en las plataformas de referencia (Facebook, Twitter, Google+, Instagram, Pinterest, etc..) como este que recogía TechCrunch; por otro, mirando alrededor, ¿cuánta gente ha pasado a llevarse a Whatsapp interacciones que antes tenía en Facebook? Sobre todo las conversaciones privadas y contenido más personal están yéndose del servicio de referencia hasta ahora hacia la mensajería instantánea.
Es probable que Facebook tenga parte de culpa, después de todo ha tomado decisiones respecto a la privacidad (en varias ocasiones) y sigue empujando con fuerza el paso de lo personal y privado hacia las áreas de interés del usuario y el compartir en público. Sea como fuere, cada vez más gente percibe a Whatsapp como el sitio donde comparte lo personal. Dicho de otra forma ¿qué es más valioso para un usuario a día de hoy en su móvil, a que le costaría más renunciar, a la mensajería instantánea o a la aplicación de Facebook? Twitter e Instagram al menos parecen menos expuestas a la competencia de la mensajería tipo Whatsapp, después de todo no están tan ligadas a “lo que cuento y comparto con mis amigos más cercanos”.
logo
Es probable que la forma en que seamos sociales en el móvil sea bastante diferente a cómo lo somos en un ordenador de escritorio y esa es la clave para entender el valor actual de los Whatsapp y compañía. En términos de negocio, de validarse esa hipótesis, hay muchas alternativas, algunas ya se están probando: el pago por suscripción anual, Line tiene la venta de stickers, Groupme se postula como medio de pago, Spotbros plantea cobrar a empresas por comunicación con usuarios y no me olvidaría de que varias integran Voz IP (negocio por llamada a teléfonos tradicionales) y, sobre todo, de que estas aplicaciones van a seguir evolucionando.
Si te has convertido en una referencia en lo social en el móvil para tu usuario, sobre eso puedes construir experiencias que sean las que te ofrezcan los ingresos. En este aspecto, mi impresión es que Line es la que va por delante con su universo de aplicaciones y posibilidades… llegando a ser excesiva incluso para algunos que, como yo, lo que más valoran en la mensajería es la simplicidad y el no consumir muchos recursos.

Todos quieren ser WhatsApp

Por un lado tenemos los intentos de los fabricantes. Ahí está Apple con su iMessages y su enfoque autárquico (sólo para iOS y MacOS, como si no tuviese sentido comunicarse con usuarios de otros sistemas), Blackberry son su Messenger (mejorado en la nueva versión del sistema operativo pero cada vez menos relevante) y Samsung que con Chaton al menos mantiene un enfoque multiplataforma que le da alguna posibilidad. La mayoría restante apuesta por integrar en mayor o menor medida la solución de otro, no hay más que ver el nuevo Asha y su botón de Whatsapp.
La mala noticia para todos estos intentos es que el efecto red en mensajería es letal
Por otro tenemos el conjunto de candidatos a alternativa de Whatsapp nacidos como este, no impulsados por ningún actor teleco y que en algunos casos dominan ciertas parcelas del mundo como ocurre en Asia con WeChat y Line. Hay que sumar los intentos de actores como Facebook con Messenger (que poco a poco va mejorando) y el proyecto de Google con Babel… del que todavía no sabemos si aprovechará el mayor arma que tienen, la integración con Android.
Finalmente tenemos a las telecos, cuya visión y ejecución no deja de ser un tanto incomprensible. Joyn es última oportunidad para ser relevantes en lo social y aún así lo tienen difícil llegando tan tarde. Ante esta situación ¿qué hacen? Pues lo habitual, cada uno la guerra por su cuenta con intentos como Tu.me de Telefónica o Libon de Orange, perdiendo el foco en lo que podría funcionar y confiar en algo que no les ha funcionado nunca: su capacidad para realizar servicios y aplicaciones sobre la conexión.
Chaton
Todos quieren ser WhatsApp y no es por el negocio que puede ser este año ni el siguiente, es por la posición de poder a futuro que otorga ser la referencia de lo social en el móvil. La mala noticia para todos estos intentos es que el efecto red en mensajería es letal. Como me dijo un buen amigo cuando – ingenuamente – le planteé cambiar el Messenger de Microsoft por un cliente de Jabber, “es que todas las chicas que me interesan están en Messenger, ni de coña me voy a cambiar”. Pues eso.