El servicio de microvideos, adquirido por Twitter antes de estar disponible para los usuarios, se ha convertido en la plataforma perfecta para que gente común y corriente logre notoriedad. 


Seis segundos de fama viral  
 
Vine cuenta hoy con más de 40 millones de usuarios en el mundo. / Fotos: Cortesía

Miles de personas marchando por las calles de Río de Janeiro, expresando su descontento por la excesiva inversión del Gobierno en obras de infraestructura de cara al Mundial de Fútbol 2014 y los Juegos Olímpicos 2016 en lugar de incrementar los presupuestos de educación o de seguridad social. Una de esas imágenes con un alto valor para la causa y para la política local, que pudo ser vista no sólo en todo el país, sino en América Latina, Estados Unidos, Europa y otras regiones del mundo.
Aquellos momentos, de tan sólo seis segundos de duración, captados con un teléfono inteligente, fueron el insumo principal de los medios de comunicación. Y se han convertido en uno de los pilares de Vine, la red social para compartir microvideos que cumplió esta semana su primer año de funcionamiento con más de 40 millones de usuarios registrados.
“Estamos muy orgullosos de la veloz adopción de nuestro software y de los contenidos que la gente está creando, desarrollados con mucha creatividad”, comenta Rus Yusupov, uno de sus fundadores, en diálogo con El Espectador. Él, junto con Don Hoffman y Colin Kroll, saltaron a la fama en octubre de 2012, cuando su compañía, dado su enorme potencial, fue adquirida por Twitter tras el pago de US$500.000.
Una cifra alta, si se considera que para entonces la aplicación seguía en desarrollo. Y en los meses siguientes fue evidente que la adquisición había sido el fruto de un cuidadoso proceso de estrategia corporativa: su alto contenido viral ha logrado desde la captación de escenas periodísticas, como los momentos posteriores al atentado terrorista contra la embajada de EE.UU. en Ankara, la capital turca, en febrero de 2013, hasta convertirse en una plataforma vital para el lanzamiento de discos o el estreno de grandes películas de Hollywood.
Incluso ha consolidado a gente del común como auténticas estrellas de la red. Entre ellas se destaca Brittany Furlan, una aspirante a actriz que se convirtió en una celebridad viral cuando se unió a Vine y comenzó a grabar videos cortos con escenas cómicas. Su perfil en la red social cuenta hoy con más de 4,4 millones de usuarios; incluso creó una firma llamada Collab que promociona sus cortos en You Tube.
“Nuestra relación con Twitter ha facilitado que la gente se una y comparta lo que ocurre en su mundo. Ambas plataformas se complementan desde el punto de vista creativo”, asegura Yusupov.
El crecimiento de Vine se ha acelerado con su estrategia multiplataforma: hoy está disponible para los sistemas operativos iOS, Android y Windows Phone, lo que los ha obligado ha desarrollar versiones en 19 idiomas. “Vemos a América Latina, y en especial a Colombia, como una región emergente en la creación de contenidos a medida que se acelera la penetración de internet y el consumo de teléfonos inteligentes”, agrega.
La más reciente evolución de la red se dio el pasado 3 de enero, con el lanzamiento de su plataforma web que tiene como objetivo principal facilitar el intercambio de videos entre la comunidad de usuarios y el consumo de contenidos audiovisuales. Dos ingredientes con los que la firma busca fortalecer la experiencia del usuario y aumentar, aún más, su potencial en su segundo año de vida.

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